(Opinión) México: Crucial negociación. Por Américo Martín

Caracas, 08 de septiembre de 2021
@AmericoMartin
Mi cordial amigo Nicmer entenderá que me haya tomado unas horas antes de entregarle a Punto de Corte mi artículo de esta semana. Ocurre que el tema se refiere a las negociaciones que se ventilan en México auspiciadas por el presidente AMLO, y cualquier acuerdo puede tener consecuencias cruciales.
Para esperar la confirmación de las primeras noticias me tomé un breve tiempo que Nicmer sabrá disculpar.
La vocería de Noruega, país que se ha ganado una reputación de neutralidad y eficacia en misiones de este tipo, es una garantía, pero la experiencia indica que los deseosos de aplazar, retroceder o estancar por cualquier razón o sinrazón, descubrirán que mientras más se hable, más difícil será dar marcha atrás y hacerlo de nuevo, sobre todo si se suscriben acuerdos, tal cual sucedió. Es natural que haya nacido la voluntad de ampliarlos, dado que los protagonistas en México no están ahí para dejar las cosas a medio hacer.
Y entre esos personajes incluyo en lugar preferente al presidente AMLO y a los representantes de las potencias del mundo inclinadas a simpatizar con uno u otro negociador. ¡Claro que una amplia mayoría ha respaldando más a la oposición guaidocista! Pero los acuerdos se tomarán por consenso antes que por mayoría de votos y esa será su marca de fábrica, pese a que, sin duda, contar con mayoría es muy importante a la hora de los cambios de posición.
En las redes, sin embargo, se dice y repite que el nombramiento de AMLO para presidir la negociación, y de México como sede permanente, obedeció a propósitos compensatorios, debido a la indicada mayoría opositora. Creo muy posible que así sea, pero también fue la decisión más atinada, puesto que con alguien más identificado con la oposición, no se hubiera llegado al punto de partida en que estamos todos. Razón por la cual la reflexión debería orientarse a estimar la importancia de semejante paso, que en mi opinión, es lo que ha permitido que los dos primeros acuerdos estén siendo minuciosamente analizados en todos los escenarios del planeta.
Pese a la incredulidad, impaciencia y escepticismo que siguen predominando, el creciente interés y la mirada puesta atentamente en México, muestran un viraje en ciernes, un renacer, aún tímido, de la esperanza.
Si nada mueve a los protagonistas a refugiarse en el espejo retrovisor, será perfectamente posible que se consolide el optimismo y cobre fuerza la negociación. Si no resultara así, tendría que explicarse en forma idónea por que se iniciará la tercera ronda de la negociación, destinada a detallar la protección social de los venezolanos ya anticipada en el segundo de los acuerdos de la Mesa.
En el otro, adoptado ayer, se articulará la posición común sobre el Esequibo que, por cierto, tiene gran trascendencia y obliga a las partes a ajustarle los ejes al crujiente carromato de afirmar la soberanía nacional sobre una notabilísima parte de Venezuela, que parecía virtualmente perdida para siempre por obra y gracia -no tenemos por qué ocultarlo- de la incuria oficialista. El único gobierno que se ocupó con energía y sentido práctico de esa complicada cuestión fue el de CAP, pero le opusieron tantos reparos que no supo o pudo resolverlo. En México ahora parecen reagruparse fuerzas para comenzar de nuevo sobre el piso del Acuerdo suscrito, tal vez sin perder lo que se acaba de ganar, si podemos hablar en esos términos.
He dicho dos cosas que paso ahora a comentar, la primera, que encomendar la presidencia de la negociación a López Obrador fue el trago amargo que hubo de apurarse para compensar la mayoría de la Comunidad Internacional, a favor de la oposición, y la segunda, que los Acuerdos emanaran, por fuerza de la realidad, del consenso.
Siendo así, habría que preguntarse si la presencia de AMLO en la cima de la Comisión Negociadora es de verdad un trago amargo o, por el contrario, un notable paso adelante en las breñas de la intrincada selva oscura descrita por Dante al aproximarse al Infierno.
Creo más bien que la decisión eliminó resistencias y por ende ha sido altamente conveniente. La duda que rodea a López Obrador puede aclararla él mismo sin dificultad y de hecho la aclaró en sus palabras de aceptación.
- Lo que esperamos es el éxito pleno, el acuerdo sobre la totalidad de la Agenda, lo que significa pura y simplemente un país redimido, libre, soberano y democrático.
Y la victoria en escala tan grande proporcionaría a nuestro país un prestigio enorme, protegido por la Libertad, la Democracia y la solución electoral libre y viable. Esos enormes propósitos obtenidos en forma incruenta, levantaran el crédito de todos los que se esmeraron en alcanzar ese objetivo. ¡Hombre! ¿Renunciará López Obrador al Premio Nobel de la Paz y a los honores y felicitaciones en todo el mundo, solo por darle un empujoncito a un supuesto aliado? Si mete la pata hasta la cintura por hacer algo inútil y de imposible aplicación, terminarían en el fondo del Océano descubierto por Balboa.
En diciembre se celebrará la nueva ronda. El madurismo insistirá en el levantamiento de sanciones y el guaidocismo en libertad de los presos políticos y otros actos democratizadores, en tanto que la Comunidad Internacional, con un conocimiento más profundo de las necesidades de cada quien, perfecciona presiones más certeras y menos dolorosas. Siguen negociando sin levantarse de la mesa. Interesante, ¿no?
*Punto de Corte no se hace responsable de las opiniones expresadas por sus autores, quedando entendido que son responsabilidad de sus autores
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