Leandro Rodríguez Linárez | Políticamente desenfocados

Caracas.- Gran parte de la problemática que envuelve a Venezuela se corresponde aún grave desenfoque político, por ejemplo; se toman decisiones democráticas en un contexto totalmente antidemocrático, se permiten segundas oportunidades a quién implacablemente no desperdicia las suyas y se sigue con rigor la agenda de quién no está facultado legal ni legítimamente para imponerla.

En paralelo, se aborda la realidad nacional casi de forma exclusiva desde una perspectiva partidista, cuando han sido los partidos políticos corresponsables en este oscurantismo, cuando no hay democracia, representando solo sus intereses, obnubilados por cuotas de poder, así como por los recursos de campaña y cuando poseen apoyos mínimos históricos.

Leandro Rodríguez Linárez | Políticamente desenfocados

No parece importar que este desenfoque ha permitido al régimen afianzarse internacionalmente, la necesidad mundial de petróleo obliga a los enemigos del chavismo (países democráticos) a flexibilizar castigos, cuando los aliados del chavismo irrumpen en la región ante la mirada complaciente de los bloques democráticos y nuevamente la izquierda pinta de rojo esta parte del continente, como joya de la corona, nuestra vecina Colombia con todo lo que ello representa.

A todo este mosaico corresponde el afanado refrán “Solo el ojo del dueño engorda al ganado”, es decir, cuando los menos interesados en que el país retorne al hilo democrático y constitucional son quienes dirigen la presunta lucha por recuperar nuestra libertad, no se puede esperar resultados distintos. Hasta tanto la ciudadanía, la sociedad civil, sea quien desenvaine sus esfuerzos Venezuela no cambiará.

De este modo, es la sociedad civil organizada la que está llamada a encarar la lucha, lo hemos dicho, los partidos políticos son importantes, pero deben estar supeditados a ella. En la sociedad civil se encuentra la complexión real del país, no de reductos que tergiversan los objetivos.

Bueno sería que la sociedad civil organizada adelantase su propio proceso de primarias a nivel nacional, con miras, en primer lugar, a relegitimar sus organizaciones. En segundo lugar; para que desde el seno de sus organizaciones se escoja un liderazgo que conduzca la lucha por Venezuela; incluso, un candidato que a posterior se midiese en una primaria con el candidato que provenga del sector partidista; así el país escogería un candidato lo más cercano a las exigencias.

Poco es el liderazgo partidista que valora, que pondera a la sociedad civil, la inmensa mayoría solo lo utiliza como ornamento en sus discursos, tratando de manipularle con fines electorales. Solo una minoría realmente le dan espacio, la escucha y acompaña sus batallas hombro a hombro.

El papel de las organizaciones políticas ha cambiado radicalmente en el mundo; de la mano del chavismo solo en Venezuela ha retrocedido llevándonos a escenarios de mediados del siglo pasado; donde el mesianismo y sus colaboradores eran los jefes incuestionables. Eso ha cambiado en el mundo; los partidos políticos comprendieron que su nivel de importancia es limitado; no son imprescindibles, desde el seno de la sociedad cualquier organización social puede transformarse en organización con fines políticos y la evolución de hoy permite crecer en estructura mucho más fácil que hace 50 o 60 años. El enfoque de la política venezolana debe cambiar, superar las gríngolas partidistas e involucrar en la lucha a todos los sectores del país. Liderazgo que comprenda esta realidad enrumbará de forma segura al país a su reindependencia.

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