Especial | Las ‘vacunas’ y los ‘pranatos’ que imperan en las cárceles venezolanas +Monto

Caracas.- En los últimos años se ha agudizado la crisis en el sistema penitenciario venezolano, pese a los esfuerzos de la Administración Central que parecieran ser insuficientes para hacer frente al retardo procesal, la corrupción, los pranatos y el hacinamiento existente en las cárceles del país.

Familiares de los privados de libertad denunciaron que existe un sistema de cobros en los centros de reclusión tanto para el acceso de las visitas, como para hacerle llegar a los reclusos alimentos, agua potable y productos de higiene personal; ya que tanto los calabozos como los penales no cuentan con las condiciones mínimas necesarias para atenderlos.

Lideran los pranatos

Ciudadanos denuncian que en las cárceles impera el pranato, conformado por un grupo de antisociales, quienes mantienen el liderazgo y control del lugar. También se encargan del cobro de las rentas ilícitas que allí se producen, las cuales se denominan popularmente como “vacunas”.

Los pranes cobran una tarifa mínima a los otros reclusos, que generalmente se paga en divisas; aunque, también se aceptan alimentos, chimó o cigarrillos. Los familiares de los internos aseguran que esta acción supuestamente se lleva a cabo en coordinación con algunos funcionarios encargados de la seguridad de los recintos.

En entrevista exclusiva para Punto de Corte, familiares de algunos privados de libertad que decidieron mantener su identidad en anonimato, expresaron que tanto custodios como pranes se reparten los ingresos que generan las rentas ilícitas en las cárceles. Sin embargo, son los antisociales quienes tienen el mayor control en dentro de los penales.

El abogado Joel García afirmó que el sistema de cobros que impera en los centros de reclusión es ilegal, ya que es el Estado quien debe garantizar, a través del Poder Judicial y el Ministerio para el Servicio Penitenciario, todas las condiciones mínimas necesarias para que a los reclusos no solo se les respeten sus derechos humanos durante el cumplimiento de su sentencias; sino también para que puedan ser reintegrados a la sociedad a través de programas de estudio y oficios que los alejen del mundo delictivo.

“Nada de eso es legal, eso lo que te indica es que existe una cárcel, donde la parte administrativa la maneja el sistema penitenciario, pero puertas adentro; es decir en los pabellones y los calabozos, son los pranes los que se imponen allí. Es la ley del pranato. Eso por supuesto no es legal en ningún sentido porque las personas que están privadas de libertad dependen del Estado”.

Cortesía (Referencial)

El artículo 272 de la Constitución de Venezuela dispone que “los establecimientos penitenciarios contarán con espacios para el trabajo, el estudio, el deporte y la recreación”. Además, que funcionarán bajo la dirección de penitenciaristas profesionales con credenciales académicas universitarias.

“El Estado creará las instituciones indispensables para la asistencia pospenitenciaria que posibilite la reinserción social del exinterno o exinterna y propiciará la creación de un ente penitenciario con carácter autónomo y con personal exclusivamente técnico”, Art. 272 CBV

Pese a lo dispuesto en la Constitución la realidad de las cárceles venezolanas es otra. En algunos penales los familiares deben pagar entre 1 a 20 dólares para que los custodios permitan la entrada de alimentos. “La comida puede variar dependiendo la cantidad de productos que lleves y qué tipo de productos lleves”, explicó García.

En entrevista exclusiva para Punto de Corte, explicó que dentro de los centros penitenciarios los privados de libertad solo reciben una porción de granos, que pueden venir acompañados con una arepa. Incluso, puede recibir solamente una arepa con azúcar al día; por tanto, de no contar con el apoyo de sus familiares “mueren de desnutrición”, dijo.

En los centros de preventivos de detención, familiares de los reclusos deben llevar las tres comidas en una sola visita. Además, de 20 litros de agua “fuera del agua potable que eran cinco litros más”.

Un familiar de una persona que estuvo privada de libertad, por estar bajo investigación, denunció que los custodios cortan el servicio de agua, “para luego, a solicitud de los pranes la mandan a colocar; pero eso cuesta también dinero”, dijo.

“Adicionalmente a eso, los pranes adentro dominan todo. Ellos les decían (a los otros reclusos) a la hora que tenían que comer, tenían que vestirse para comer. Los pranes pasaban y lo que ellos les provocaba de lo que llevaba cada uno se lo solicitaban”, afirmó

En relación a las visitas conyúgales, las parejas de los reclusos deben pagar alrededor de 10 dólares por hora. La tarifa asciende a 15 dólares, por lo que ellos denominan “un servicio especial”, donde pueden gozar de un “lugar más íntimo”.

La ‘vacuna’ por la “alineación”, es decir la tarifa que se paga por la protección del recluso se encuentra alrededor de los 37 dólares al mes.

Dame pa’ la gasolina

Los traslados de los reclusos a los tribunales también se pagan; los familiares deben cancelar 30 dólares para que los privados de libertan acudan a las audiencias. También se les debe dar a los funcionarios de guardia “para el desayuno”; para que ellos permitan a los familiares hablar unos minutos con los privados de libertad.

“Cada audiencia eran 30 dólares para que lo pudieran trasladar, porque ellos y que para la gasolina. Esa es la nueva modalidad ahora”, dijo un familiar.

El abogado Joel García afirmó que hasta el momento la Administración Central no ha hecho nada para acabar con los pranatos en las cárceles. Explica que las autoridades tienen un límite dentro de los penales, para darle paso a los pranatos; “es una manera que ellos consideran de pacificación, de que los jueces se queden quietos”, dijo.

¿Cuáles son las cárceles que requieren de atención urgente?

Joel García: A mi criterio todo el sistema penitenciario tiene que ser intervenido, tiene que ser adecuado a lo que establece la Constitución.

Sin embargo, por experiencia de jueces, fiscales, defensores me han dicho que Tocuyito es lo peor que han podido ver. Me han dicho que es lo peor en relación con los demás penales.

Es un todo, es un sistema, no se trata de una cárcel.

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