Internacionales

Un mundial manchado de sangre

El pasado sábado 20 de mayo comenzó en Argentina el Campeonato Mundial de fútbol Sub-20 luego que la FIFA le quitara la sede a Indonesia.


Por Luís Angio

Indonesia, el país con la mayor cantidad de población musulmana en el mundo, había sido elegida para organizar el Mundial Sub-20. Luego de definirse los países que competirían, y habiendo quedado clasificada Israel, rechazó la presencia de este. El gobierno de aquel país había condenado con firmeza declaraciones del ministro israelí Bezael Smotrich, quien negó la existencia del pueblo palestino y cuestionó su soberanía de Jordania.

Indonesia desconoce al estado de Israel hasta que este llegue a un acuerdo de paz con Palestina, ya que según ha manifestado su ministro de relaciones exteriores “Indonesia continúa apoyando constantemente la lucha del pueblo palestino y respetando la soberanía territorial de Jordania”.

ARGENTINA ELEGIDA SEDE DEL SUB-20

Envalentonado con el triunfo de Argentina en el Mundial de fútbol a fines de 2022, ni corto ni perezoso, Claudio Fabián “Chiqui” Tapia, presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) y de la Liga Profesional del Fútbol Argentino le propone al sueco Giani Infantino, presidente de la FIFA, organizar el campeonato, que había quedado acéfalo de sede a poco menos de dos meses de su comienzo ya que la FIFA no aceptó la condición que había puesto Indonesia de no recibir en su territorio al equipo de Israel.

Obviamente la FIFA a través de su presidente acepta la propuesta, donde ganan ambos. Infantino porque le resuelve un problema organizativo y a Tapia le permite seguir siendo el gran dirigente del fútbol local que puede hacer que Argentina consiga el segundo título mundial en menos de un año. Algo que si se da quedaría en la historia como el único país que obtendría dos títulos en menos de doce meses.

Claro que para que esto suceda hubo que obviar el hecho de que la selección de nuestro país había quedado fuera de este torneo en la fase eliminatoria, ya que no clasificó en su zona. Así entra por la ventana, o, mejor dicho, por un trámite administrativo -burocrático, ya que el país que organiza un campeonato mundial ingresa directamente en el torneo desde la primera fase.

Para que esto sucediera, no solo la FIFA le quitó la organización a Indonesia, sino que también lo eliminó del mismo, al no ser país organizador, sin que tuviera la posibilidad de competir de igual a igual con otros países en la fase eliminatoria.

EL FÚTBOL COMO INSTRUMENTO DE LA POLÍTICA

No descubriremos nada nuevo si decimos que el deporte, y el fútbol en particular desde hace décadas, sirve a los intereses de sectores políticos que tratan de llevar agua para su molino. El caso más extremo en nuestro país ha sido la organización del Mundial 78 orquestado por la dictadura cívico-militar-eclesiástica que sembró terror, muerte y desapariciones de miles de personas. Como ha sucedido también en otros países. En 1980, EEUU boicoteó las Olimpíadas que se desarrollaron en Moscú, en la Unión Soviética (URSS) en rechazo a la invasión soviética a Afganistán en 1979. 65 países, entre ellos, además de EEUU, Canadá y Alemania Occidental quienes privaron a sus deportistas de asistir a la más importante competencia deportiva mundial. Claro que luego en las Olimpíadas de 1984 se dio la situación inversa ya que la URSS y sus 15 países miembros y/o aliados de Europa del este boicotearon las realizadas en la ciudad de Los Ángeles (EEUU) en respuesta al realizado por este país cuatro años antes.

Más recientemente, la actual Rusia desde el inicio de la guerra con Ucrania fue sancionada por varios países (y sus federaciones nacionales) y federaciones internacionales en diversos deportes a nivel mundial, privando a miles de sus deportistas de competir cuando habían logrado las clasificaciones en el terreno deportivo.

En algunos casos se les permitió competir en torneos internacionales, pero sin poder llevar la bandera de su país, algo insólito y absurdo cuando justamente esos torneos significan la representación de los distintos países que compiten. Negar una nacionalidad se da de bruces con todo el componente chauvinista que rodea al deporte y a los países que compiten en ellos. (1)

LA DOBLE VARA

Si bien habrá quienes acepten estas acciones de boicot a países que han tenido algún tipo de discriminación o de réplicas y dúplicas ante acciones de distintos gobiernos de países alineados de uno u otro lado de lo que en algún momento fue la “cortina de hierro” o después de 1989 con la caída del Muro de Berlín o más precisamente después de la disolución de la URSS en 1991, no se puede negar que deporte y política siguieron íntimamente ligadas para condenar o favorecer a quienes solamente desarrollan una de las actividades más importantes del ser humano, que es el deporte.

Entonces la pregunta es: ¿por qué países y federaciones, nacionales e internacionales, sancionan a deportistas según los intereses políticos de sus gobiernos sin preguntarles siquiera si acuerdan con esas medidas tomadas por esos gobiernos?  La respuesta no es muy difícil de responder. Porque el deporte, y en el caso que nos ocupa, el fútbol, además de significar millones de dólares en las arcas de quienes participan en el negocio, también implica jugar con el sentimiento patriotero y chauvinista que esos mismos gobiernos, sean de la ideología que sea, utilizan para sus intereses.

Porqué la FIFA, la AFA, y todas las naciones que con sus selecciones participan en este Mundial Sub-20 no han usado los mismos argumentos para condenar a Israel, un estado y un gobierno genocida con el pueblo palestino. ¿Qué diferencia hay entre la invasión a Afganistán por parte de la ex URSS a la invasión permanente que hace el gobierno israelí con el pueblo palestino? ¿O de un lado están los buenos y del otro los malos? Solo la hipocresía de todos esos gobiernos puede hacer que millones de personas en todo el mundo siga asistiendo a torneos internacionales haciendo primar los colores patrioteros de una bandera cuando lo único que debería ser es la competencia entre deportistas y atletas por desarrollar sus mejores actitudes.

Como lo ha señalado Décimo Junio Juvenal allá por el siglo I D.C. con su lema: “Men sana in corpore sano”, tener una mente sana en un cuerpo sano. Algo que los políticos en los tiempos modernos se han encargado de desvirtuar y contaminar en pleno desarrollo del capitalismo, como cuando en 1894 el barón Pierre de Cubertein funda el Comité Olímpico Internacional (COI) para hacer que las mentes sanas de los deportistas se disciplinaran a los intereses de los distintos regímenes, como ha sucedido en la primera y segunda guerra mundial, donde fueron suspendidos esas Olimpíadas, excepto las de 1936 en la Alemania de Hitler. También los campeonatos mundiales de fútbol, que comenzaron a jugarse en 1930, pero que se suspendieron en dos oportunidades en 1940 y 1946 producto de la segunda guerra mundial.

Solo espero que este Campeonato Mundial Sub-20 no lave las mentes de millones de argentinas y argentinos, fundamentalmente de millones de jóvenes y pequeña/os que crean que ganar un campeonato de fútbol es ser patriota y que flamear una bandera es lo mejor que nos puede pasar. Que sepan que un pueblo debe pelear por los intereses de la clase a la que pertenece y que quienes crean que los representan corriendo tras una pelota de fútbol están equivocados. Ellos viven una realidad muy alejada de ese pueblo y rodeado de millones de dólares y viajan en aviones privados sin conocer la diaria realidad de quienes habitan en esos países.

Recordar que hay cientos de miles de personas en Palestina, sojuzgada y masacrada por un estado y un gobierno como el de Israel, desde hace décadas. Y que tenemos un gobierno que no solo no repudia esos hechos, sino que avala y acepta que sea este país quien organice un mundial manchado de sangre de palestinos y palestinas.

Fuente: Tramas

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