La muerte de Harry Belafonte, la voz cantante defensora de los negros

A los noventa y seis años dejó de existir este pasado martes, víctima de insuficiencia cardíaca, el actor-cantante Harry Belafonte. Fue conocido como “el rey del calypso”, ritmo musical jamaicano que llevó siempre en su repertorio. Pero al margen de su importancia artística ha de ser recordado por cuanto hizo en favor de las gentes de su raza: defensor de los derechos de los negros, que ni siquiera al término de la Guerra de Secesión se reconocieron y aun hoy todavía existen episodios de violencia en algunos estados de Norteamérica. Era un hombre bueno, que se casó tres veces y tuvo cuatro hijos. Tuve la suerte de compartir con él un almuerzo cuando vino a Madrid en la primavera de 1983.

La cita gastronómica sucedió en un restaurante gallego, cercano a la Plaza Mayor, adonde lo llevé para que conociera este histórico enclave madrileño. Ya durante la comida, como quiera que yo tomara un plato de santiaguiños y le contara la leyenda de la Cruz de Santiago que adorna este marisco, se interesó y compartió conmigo tal delicia gastronómica, junto a unas angulas y un pescado. Nuestra conversación giró sobre su participación en manifestaciones y actos en favor de las comunidades negras.

“Los negros nunca habían tenido poder en Estados Unidos -comenzó diciéndome– salvo cuando apareció Martin Luther King, a quien conocí mucho y colaboré a su lado hasta que fue asesinado. Fuí uno de sus consejeros. Y uno de los fundadores del movimiento Cuerpo de la Paz, por el que se interesó el Presidente Kennedy. También hice de enlace entre su hermano Robert y el reverendo Luther King, durante las difíciles negociaciones sobre la paz entre blancos y negros. En libros y en algunas películas se ha reconocido mi labor, por ejemplo en el conocido volumen Los mil días del Presidente.

Se llamaba realmente Harold George Belafonte Jr., aunque para el cine y la música fuera conocido como Harry Belafonte. Nació en Harlem, el barrio de las gentes de color en Manhattan, Nueva York. Su padre era de la Martinica y trabajaba de cocinero en un barco de la Marina norteamericana; la madre procedía de Jamaica, adonde el matrimonio fue a vivir unos años siendo Harry todavía un chico de corta edad. Siempre le gustó cantar y en Jamaica se empapó del más conocido de sus ritmos, el calypso, que él llevaría a las listas de éxitos mediada la década de los 50, con títulos que han quedado ya para la historia: “Banana Boat (Day-O)”, el más conocido, del que fue además de intérprete, coautor, al igual que otro no menos divulgado, “Matilda, Matilda”. No nos olvidamos de otro tema, no compuesto por él, del que hizo una creación magnífica: “Jamaica Farewell”.

En el cine, Harry Belafonte logró también protagonizar películas de relieve, como “Carmen Jones”, de Otto Preminger. Pero hubo otra que armó un considerable escándalo, “Isla del Sol”, donde por primera vez en la pantalla un galán negro, que era él, hacía el amor con una actriz blanca: “Ella era Joan Fontaine, a la que mucha gente no se lo perdonó. En muchos Estados nortemericanos se prohibió su exhibición. Hubo un juicio, que finalmente ganó la productora.

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Harry Belafonte | Cordon Press

Harry Belafonte se convirtió en el actor-cantante negro más destacado en la pantalla en esos años 50 y 60, y luego de alguna manera sería desplazado por Sidney Poitier: “Sí, estoy de acuerdo en que fue mi sucesor en el cine de los años 60 en adelante. Fuimos amigos”.

Harry se casó por vez primera en 1948 con Marguerite, matrimonio que duró hasta 1957, año en el que celebró sus segundas nupcias con Julie Robinson, que fue con quien viajó a Madrid y asistió al almuerzo que menciono al principio. El año 2008 Harry volvió a casarse por tercera y última vez con Pamela Frank. Fue padre de cuatro hijos. Un hombre encantador, sencillo, que los cinéfilos seguro no olvidan, aunque pienso que fue en la música donde logró más sonoros éxitos.

Fuente: Libertad Digital