‘El mundo real de Los Bridgerton’, para los hambrientos de chismes

La estadounidense Julia Quinn es una celebridad en novela romántica. Es la culpable de que millones de lectores (a los que se sumaron millones de espectadores) se mordiesen las uñas por conocer el último cotilleo de Lady Whistledown, una voz omnisciente que destapa y juzga el movimiento de cualquier ser viviente de la alta sociedad británica en Los Bridgerton, saga adaptada a Netflix de la mano de Shonda Rhimes, responsable de Anatomía de Grey o Cómo defender a un asesino. Imitando el buen hacer de Jane Austen, Emily Brontë o Louisa May Alcott, Quinn supo adaptar las historias de amor de época a nuestros días a través de la joven Daphne Bridgerton, en edad casamentera, y del duque de Hastings, un atractivo soltero que se resiste al matrimonio. Los libros arrasaban y la serie no fue menos: acumuló más de 625 millones de horas de visionado en sus primeros días de estreno.

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‘Los Bridgerton’ | Netflix
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Más allá de la polémica sobre las excesivas licencias tomadas tanto en la serie como en los libros (en la que, por ejemplo. encontramos que la reina Carlota es negra), retrata los usos y costumbres de una sociedad encorsetada, que, en la ficción, es muy atractiva para el público. La historiadora británica Catherine Curzon, especialista en el siglo XVII, se ha querido aprovechar de esta fértil veta y acaba de publicar en España El mundo real de Los Bridgerton (Principal de libros), en el que comenta qué hay de cierto y qué no en todo lo que se cuenta. Reflexiona sobre ese competitivo mercado matrimonial, los dramáticos duelos de honor, las estrictas normas de estilo o las medidas de higiene durante el periodo de la Regencia. Es un libro muy enfocado a los acérrimos seguidores de Los Bridgerton, con continuas referencias a sus personajes, una lectura amena y sin pretensiones.

Uno de los aspectos que más controversia ha creado en Los Bridgerton es su “diverso reparto”, con varios protagonistas negros. “Por desgracia la realidad fue muy diferente al ideal ficticio”, escribe Curzon. “El racismo y la discriminación eran el pan de cada día“, aunque en este periodo se avanzó en derechos para los esclavos que se encontraban en territorio británico, que pasaron a considerarse personas libres. Sí que hubo, destaca la historiadora, “gente racializada” con gran popularidad, como el actor Ira Aldridge o el boxeador Bill Richmond, que “enseñó a lord Byron a lanzar un puñetazo”. Sobre el color de la reina Carlota, Curzon no se moja.

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‘Los Bridgerton’ | Netflix

Curzon tiene un estilo divulgativo, que se le quedará corto a los aficionados a la Historia, pero que se lee con agrado. Casi 200 páginas del más puro estilo Bridgerton dividido en capítulos en torno a la moda, la higiene o los matrimonios. Explica como, por ejemplo, con la llegada de la Regencia, la alta clase comenzó a lucir peinados menos ostentosos y vestidos menos restrictivos, así como un maquillaje más natural; o como el jabón se volvió indispensable y, al igual que “los carruajes o las vacaciones, un sistema de aseo propio ofrecía la oportunidad de alardear de la riqueza de la familia”. La reina Carlota usaba un polvo dentífrico fabricado con una mezcla de tabaco y tierra roja.

Lo más curioso lo reserva para hablar de los eventos sociales – al fin y al cabo, ocupan la parte esencial de Los Bridgerton-. Habla de “la temporada”, un conjunto de bailes y reuniones para entretenerse y hacer negocios que resultaba “vital en la construcción dinástica de la élite, puesto que ofrecía a los miembros solteros de las clases más altas (y a sus ambiciosos padres) una ocasión idónea para perseguir a los mejores partidos”. Y de las debutantes, que debían dominar varias habilidades como tener fluidez en los idiomas, una bella caligrafía y talento para la música.

Lo interesante también, es que, abundaban las publicaciones sobre rumores y cotilleos escritos con sátira. La escritora británica confirmó que el personaje de Lady Whistledown tenía referentes históricos. En el siglo XVIII existió la Señora Crackenthorpe, una mujer que firmaba una columna de cotilleos en la revista Female Tatler bajo seudónimo.

Sin duda, este es un libro perfecto para que los seguidores de Los Bridgerton disfruten de un rato de ocio y diversión junto al mar o la piscina.

Fuente: Libertad Digital