El 8 de mayo de 2025, la Plaza de San Pedro en el Vaticano fue testigo de un momento histórico: la elección de Robert Francis Prevost como el 267º Papa de la Iglesia Católica, adoptando el nombre de León XIV. La tradicional fumata blanca, emitida tras la cuarta votación del cónclave, anunció al mundo la llegada de un nuevo líder espiritual. El cardenal protodiácono Dominique Mamberti proclamó el esperado «Habemus Papam» desde el balcón central de la basílica, marcando el inicio de un nuevo pontificado.
Nacido el 14 de septiembre de 1955 en Chicago, Prevost posee una herencia cultural rica y diversa, con raíces francesas y españolas por parte de madre. Su vida pastoral ha estado profundamente ligada a América Latina, especialmente a Perú, donde dedicó más de cuatro décadas al servicio misionero y episcopal. Ordenado sacerdote en 1982 dentro de la Orden de San Agustín, desempeñó roles significativos, incluyendo el de obispo de Chiclayo y administrador apostólico de Callao.
La elección de Prevost rompe con la tradición no escrita de evitar papas provenientes de Estados Unidos, debido a su influencia política global. Sin embargo, su extensa experiencia en América Latina y su perfil pastoral enfocado en la humildad y el servicio a los más necesitados han sido determinantes para su elección. En 2023, el Papa Francisco lo nombró prefecto del Dicasterio para los Obispos, reconociendo su capacidad para liderar y renovar la Iglesia.
León XIV se presenta como un pontífice con una visión internacional y un compromiso profundo con los desafíos contemporáneos, como la migración y el cambio climático. Su formación académica incluye estudios en Ciencias Matemáticas, Filosofía y Teología, así como un doctorado en Derecho Canónico. Con fluidez en varios idiomas, incluyendo inglés, español, italiano y francés, está bien preparado para guiar a la Iglesia en una era de globalización y diálogo intercultural.
3eravoz @soyjosecorrea
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