Planteaba en mi anterior artículo (https://www.elnacional.com/opinion/es-la-seguridad-estupido/), que “el tema principal de la próxima campaña de la oposición tiene que ser recordar a la población que la Paz Total es una estrategia de empoderamiento del narcoterrorismo y que el incremento de la delincuencia en las ciudades es también un resultado deliberado de la estrategia de creación de anarquía por parte del mismo gobierno para inducir el voto por miedo a la izquierda”. Ahora bien, no basta con denunciar, hay que ser propositivo, y los candidatos de la derecha no deben tener miedo de decir la verdad sobre el escalofriante cuadro de inseguridad que la Paz Total de Petro ha configurado y proponer un plan radical de eliminación del problema del narcoterrorismo en el país. Así como Milei, por ejemplo, convenció a los argentinos de que la inflación era el problema básico a resolver y propuso un plan de cambio profundo al respecto, el próximo presidente de los colombianos debe proponer un plan articulado para acabar definitivamente con el problema de la inseguridad que el narcoterrorismo ocasiona.
Ese plan debe partir de la premisa básica de que es la cocaína la raíz del problema, tanto a nivel de la seguridad nacional, en la cual el Estado ha perdido su función básica, el monopolio del uso de las armas para asegurar la paz y el orden en la nación, como el de la seguridad ciudadana, en la cual el narcotráfico ocasiona el cuadro de criminalidad agobiante en nuestras ciudades.
El primer silogismo de esta política de seguridad debe ser el acabar con la benevolencia que el Estado ha tenido para con los narcoterroristas, se debe hacer propio el lema de Fernando Londoño de “hacer trizas el acuerdo de paz con las FARC” y en coherencia con esto acabar con las infames mesas de diálogo con el ELN y demás organizaciones criminales.
A partir de allí se deben postular los objetivos macro de la política de seguridad, los cuales serían “grosso modo” los siguientes:
- Combate al narcotráfico: intensificar las operaciones contra el tráfico de drogas y desmantelar las organizaciones criminales.
- Protección de fronteras: aumentar la vigilancia y control en las fronteras para prevenir el ingreso de elementos que puedan alterar el orden interno.
- Prevención de terrorismo: implementar estrategias para detectar y neutralizar posibles amenazas terroristas.
- Garantizar la seguridad ciudadana: reducir los índices de criminalidad y mejorar la percepción de seguridad en las comunidades urbanas y rurales.
- Fortalecer las fuerzas de seguridad: mejorar la capacitación, equipamiento y condiciones laborales de la policía y el ejército.
- Colaboración internacional: fortalecer los lazos con países aliados para recibir apoyo técnico y logístico en materia de seguridad.
Para el cabal cumplimiento de esos objetivos se deberían implementar las estrategias siguientes:
Combate al narcotráfico
- Operaciones conjuntas: Coordinar acciones entre policía, ejército y agencias de inteligencia.
- Desmantelamiento de organizaciones: identificar y desarticular estructuras criminales vinculadas al narcotráfico.
- Iniciativas de erradicación: fomentar programas de erradicación de cultivos ilícitos y sustitución por cultivos legales.
Protección de fronteras
- Vigilancia fronteriza: aumentar el número de puestos de control y patrullas en las fronteras.
- Tecnología de detección: utilizar tecnología avanzada para detectar contrabando y movimientos ilegales.
- Cooperación binacional: establecer acuerdos con países vecinos para el control fronterizo conjunto.
Prevención de terrorismo
- Inteligencia: mejorar los sistemas de inteligencia para la detección temprana de amenazas.
- Unidades especializadas: crear unidades especializadas en la lucha contra el terrorismo.
- Cooperación internacional: trabajar con otros países para identificar y neutralizar redes terroristas.
Seguridad ciudadana
- Patrullaje intensivo: incrementar la presencia de fuerzas de seguridad en zonas de alta criminalidad.
- Programas comunitarios: involucrar a la comunidad en actividades de vigilancia y prevención.
- Tecnología avanzada: implementar sistemas de vigilancia con cámaras y drones en puntos estratégicos.
- Centros de atención: establecer centros de atención rápida para denuncias y emergencias.
Fortalecimiento de fuerzas de seguridad
- Capacitación constante: ofrecer programas de formación y actualización para policías y militares.
- Mejoras salariales: asegurar salarios competitivos y beneficios sociales para los integrantes de las fuerzas de seguridad.
- Equipamiento moderno: dotar a las fuerzas de seguridad con tecnología de punta y armamento adecuado.
Colaboración internacional
- Intercambio de información: mantener comunicación constante con agencias internacionales de seguridad.
- Apoyo técnico: recibir asistencia técnica y capacitación de países aliados.
- Operaciones conjuntas: realizar operaciones conjuntas con fuerzas de seguridad de otros países.
No es nada original ni extraordinario, son acciones de sentido común, pero que requieren de una férrea voluntad política, un presidente con una “auctoritas” que le brinde un liderazgo firme para que su llamado sea seguido al unísono por la población. Las medidas que requiera de transformaciones constitucionales o de legislación profunda deben ser autorizadas por el electorado en un referéndum que será convocado desde el primer día del gobierno en el que se autorice al gobierno a realizarlas sin dilación.
El Plan de Seguridad para Colombia en 2026 propuesto por la derecha busca asegurar un entorno seguro y estable para todos los ciudadanos. A través de estrategias bien definidas y acciones concretas, se espera lograr una disminución significativa de la criminalidad, fortalecer las fuerzas de seguridad y combatir amenazas que puedan poner en riesgo la paz y la tranquilidad del país.
Básicamente es acabar con el buenismo de la izquierda seguido ciegamente por el centro que ha gobernado el país secularmente y luego del paréntesis de la seguridad democrática de Uribe, el único gobierno con la intención de acabar de raíz con ese problema y que por lo tanto ha sido el único que ha dado resultados, la reversión de esa política por Santos y Duque llevó al triunfo del socialismo del siglo XXI y al calamitoso estado actual de inseguridad. No hay vuelta atrás o surge un candidato (a) con el guáramo suficiente para acabar con el narcoterrorismo o el país va en vías de ser un Estado fallido, tal como sucedía a principio de siglo y Uribe lo salvó. Es vital un gobierno sin miedo de ser de derecha que acabe con la criminal política de conciliar con los criminales de lesa humanidad que sirven de instrumento al objetivo del socialismo del siglo XXI de convertir a Colombia en un narcoestado como lo hizo en Venezuela. Basta ya con la sumisión del Estado al narcoterrorismo, recuérdese ¡es la seguridad, estúpido!
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