Venezuela conoce bien lo que son los apagones generales. Los tiene desde 2009, siete años después de la llegada al poder de Hugo Chávez. Ese tiempo fue suficiente para que el país que posee las reservas, en potencia, de hidrocarburos mayores del mundo cayera en una espiral de crisis energética de la que no ha logrado recuperarse. Entonces, como hoy en España, Chávez y sus ministros culpaban a las empresas privadas, hablaban de sabotaje y echaban la culpa a cualquiera menos al que la tenía: el Gobierno.
El caudillo bolivariano y por entonces su vicepresidente Elías Jauna, acusaban, como hizo Pedro Sánchez y el PSOE, a la oposición de atemorizar a la población con la amenaza de apagones, como sucedió después. Eran tiempos de Chávez caminando por las calles y proclamando: ¡Exprópiese! El bolivariano gozaba de gran popularidad, pero la economía y el Estado se descomponían.
Chávez se sacudía cualquier responsabilidad de los cortes de luz que dejaban Venezuela a oscuras. « Tengo el dosier completo de los sabotajes del sector eléctrico… Seguimos siendo víctimas de sabotajes. Pretenden que Venezuela se hunda en un caos. No lo van a lograr», proclamó en un vídeo que hoy se ha hecho viral tras rescatarlo la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
El bolivariano nunca pudo mostrar esos «dosieres» ni demostrar el «sabotaje». Lo cierto era que el modelo estatista del chavismo convirtió la Venezuela de la opulencia en un país tercermundista, pero para el régimen el mal tenía un origen claro: «sabotaje petrolero, sabotaje eléctrico de los lacayos de la burguesía, sabotaje económico..» El «comandante» trataba de convencer al país –y al mundo– de que había una mano negra.
Para descubrir dónde estaba reclamó los servicios de inteligencia, «trabajan para descubrir a los saboteadores», repetía cada vez que Venezuela se fundía, como en un rodaje de noche americana. En España, Pedro Sánchez ha seguido su estela y ha incluido en el Comité de investigación del apagón del pasado lunes al CNI y al Centro Criptológico Nacional, pese a que los expertos y hasta Red Eléctrica hayan descartado que se haya producido un hackeo de las instalaciones. La hipótesis del sabotaje recurrente de Chávez también le vale al Gobierno para el caos ferroviario.
Hasta los ingenieros y expertos en sistemas avisaban al gobierno del colapso que se avecinaba, pero el régimen chavista fue incapaz de adoptar las medidas necesarias y pasó lo que sigue pasando hoy en día.
La muerte de Chávez en marzo de 2013 agravó la situación. La torpeza de Nicolás Maduro y la reforma de la Ley Eléctrica de 2004 no han servido para resolver los problemas. Sólo en 2020 se registraron 157.710 apagones. Las perdidas son de miles de millones de dólares. Pero la secuencia no tiene descanso: 2021, 2022, 2023,2024 y en lo que va de 2025 los cortes intermitentes se prolongan entre cuatro y ocho horas y en ocasiones varias veces al día.
La organización civil venezolana Activos por la Luz registró, entre este mes de enero y febrero, 237 apagones y a finales de marzo ya son constantes. El escenario obliga a reprogramar los turnos de trabajo en oficinas y ministerios. En no pocos estados, la falta de suministro obliga a imponer un horario laboral de 8 a 12.30. Esto, de momento.
Originalmente publicado en el diario El Debate de España
Noticias Relacionadas
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Deja una respuesta