
Lo mismo de siempre. Maduro sale y anuncia un incremento de 30 dólares a su llamado “Bono de Guerra” y listo, con eso cree que soluciona el problema.
Y él aumenta ese bono, mientras el salario real de los venezolanos sigue siendo 130 bolívares, que ni alcanza para pagar el transporte público de una semana laboral.
Lo mismo de siempre; él anuncia su engaño de todos los años y las neveras de los venezolanos siguen vacías y los estómagos siguen gruñendo por la crisis que se vive en miles de hogares venezolanos.
Mientras Maduro sigue su buena vida, millones de trabajadores venezolanos pasan trabajo; miles de empleados públicos siguen padeciendo por el alto costo de la vida.
Lo mismo de siempre. Mientras Maduro llena su bocota con ese “aumento” de pacotilla, el precio de todos los bienes y servicios se dispararon como siempre sucede. Y es que aquí el salario no sube, pero la comida y los servicios sí lo hacen.
Por tal razón, la masa laboral venezolana, los trabajadores, la mano de obra calificada, los empleados públicos, los profesionales, todos juntos rechazan las políticas de hambre del socialismo.
Aquí nadie más se cala este régimen de miseria; nadie más se cala esta difícil situación económica. Porque Maduro es el símbolo del hambre, de la desolación y del caos; es el representante del dolor y de la angustia de madres que no tienen que darle de comer a sus hijos.
Mientras los socialistas se inventan sus elecciones de mentira, los padres de familia se rompen el lomo tratando de conseguir los medios necesarios para llevar el pan a sus hijos; se sacrifican para obtener la forma de cómo darle comida a sus familias y atender a sus padres ya mayores.
Y, ni hablemos de la tragedia de los pensionados. Quienes no tienen la menor forma de adquirir sus medicamentos, porque para el régimen su salud y su vida no tienen nada de importancia, porque para el socialismo los adultos mayores son desechables.
Nuestros pensionados son tratados con desdén por parte de quienes usurpan el poder, cada vez son más maltratados y vejados y humillados. Sin ninguna compasión.
Debido a esto, los trabajadores activos y jubilados son la fuerza más grande de oposición social que existe; pues, ellos padecen directamente las consecuencias de un modelo que solo sabe generar caos y destrucción.
Para acabar con lo mismo de siempre, tenemos que hacer las cosas diferente. Por eso, la única vía de cambio que tiene Venezuela es María Corina Machado… Confiemos en ella.
Sin más que agregar, nos leemos la próxima semana.
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