Historia de dos Brexit

Una de las paradojas de nuestro tiempo es que los dos grandes países que más han impulsado el libre comercio, Estados Unidos y Reino Unido, han optado por replegarse y cortar su propio acceso a los mercados en los que competían. Pero tanto Londres como Washington empiezan a darse cuenta de que optar por menos libertad económica es una autolesión que les hace menos influyentes y prósperos.

El giro británico hacia un reencuentro con la Unión Europea está en marcha. En estas semanas, Sir Keir Starmer impulsa una negociación con Bruselas y los Estados miembros en muchos frentes, desde la defensa a la inmigración, en la que sobresale el intento de volver a acceder al mercado interior. Por ahora el planteamiento de mutuo reconocimiento de normas sobre mercancías no ha sido bien recibido en el continente, pero revela un claro deseo de volver a casa. En una Europa en la que la seguridad se ha convertido en el imperativo dominante, el Reino Unido tiene mucho que decir y aportar.

En el caso de Estados Unidos, lanzado al equivalente a su propio Brexit del mercado global, es muy posible que la furia trumpista haya empezado a aminorar. La imposición irracional de aranceles, en especial a países aliados, seguida de revisiones, suspensiones y excepciones, daña claramente la economía doméstica, sacude la global y favorece el ascenso chino. Los inversores y las empresas reclaman entornos predecibles. Por fortuna, los mercados se han mostrado capaces de frenar las peores ideas sin fundamento económico alguno de Donald Trump. En cien días, el presidente ha perdido apoyo popular y credibilidad a raudales. Aunque mantiene el pulso proteccionista, ahora anuncia acuerdos inminentes de libre comercio con China, India y Japón, sin importarle que todavía no se han negociado.

El presidente insinúa un acuerdo comercial tras semanas de tensión, mientras el mercado aguarda señales claras de distensión

La globalización económica impulsada por el mundo anglosajón ha tenido enormes consecuencias positivas en todo el mundo. Es una torpeza la impugnación total de la expansión del capitalismo por los que más hicieron por ella. A cambio, es urgente negociar reformas pragmáticas que renueven las ventajas de la libertad económica, el multilateralismo y la vigencia de normas internacionales.

Originalmente publicado en el diario ABC de España

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