
La casi nula inversión en plantilla ha llevado al Valencia CF a tener que depender en gran parte de futbolistas cedidos. Esta temporada, 18 de los 30 jugadores de la primera plantilla acaban contrato la próxima temporada, siendo una estocada más a la nefasta gestión por parte de Peter Lim en el Valencia CF.
El Valencia se ha convertido en un club que subsiste. Lejos de tener una columna vertebral en plantilla que padezca pocos cambios con el paso de las temporadas, el conjunto de Mestalla se ha acostumbrado a tener que hacer verdaderos malabares para confeccionar su plantilla llegados los días previos al inicio de temporada. Siendo las cesiones, lo que ha ido sosteniendo al Valencia durante las últimas campañas.
Descapitalización a ritmo de crucero
Que el Valencia ha decrecido durante los últimos años no coge por sorpresa a nadie. La propiedad, lejos de construir un bloque que llevase al conjunto ché a pelear por esos objetivos a los que estaba acostumbrado, ha ido dilapidando tanto la plantilla como las opciones del club de clasificar a competiciones europeas.
Desde 2019, la plantilla del Valencia ha dejado de costar 427 millones a valer actualmente 240 millones, rebaja que se ha visto reflejada en las últimas clasificaciones del conjunto de Mestalla, donde, quitando salvaciones holgadas, el club ha padecido para mantener la categoría dada la precariedad tenida en la plantilla que se ha vuelto costumbre.
Valencia CF: Trituradora de entrenadores
Además de estar en constante cambio en cuanto a jugadores, el Valencia CF también acostumbra a tener caras diferentes en el puesto de entrenador. Desde 2011, por el banquillo de Mestalla han pasado hasta 17 entrenadores, una imagen que refleja la incapacidad del club para brindar estabilidad, confianza y un liderazgo sólido al proyecto deportivo.
Muchos de los técnicos que han dirigido al Valencia han llegado a la misma conclusión: el club no está en buenas manos. La mayoría de ellos han abandonado el cargo por la falta de inversión y la ausencia de ambición en el proyecto.
La mayor permanencia de un entrenador en los últimos quince años ha sido de dos años, protagonizada por Marcelino García Toral, quien fue fulminantemente despedido tras remar en una dirección distinta a la de la propiedad. Una propiedad que no apuesta por un proyecto deportivo competitivo, sino que vela únicamente por no generar pérdidas económicas, desatendiendo por completo las aspiraciones deportivas y la identidad histórica del club.
Carlos Corberán… ¿el inicio de un proyecto?
La llegada de Carlos Corberán llamó la atención a propios y extraños: por la rescisión de contrato del ya exentrenador del West Brom, la propiedad del Valencia pagó 3 millones de euros. Una cifra que cogió por sorpresa al aficionado ché, poco acostumbrado a ver cómo su club supera los 2 millones de euros en una operación.
Actualmente, Corberán está siendo uno de los mayores aciertos de una propiedad que acostumbra a equivocarse. El técnico parece calar tanto en la parroquia de Mestalla como en la plantilla, e incluso en la propia propiedad, la cual ya conocía al entrenador antes de su llegada al Valencia.
Muchos otros opinan que Corberán no es más que la primera ficha de dominó en caer ante una posible venta del club. Se comenta que el pago de su cláusula de rescisión, unido al despido de Rubén Baraja, podrían ser las primeras maniobras de una futura propiedad con ansia de proyecto, concepto casi desconocido y que hace tiempo que no se respira en Mestalla.
¿Qué sucederá con el Valencia?
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