Denuncian las operaciones de una red global de tráfico de órganos

DW – Valencia, 15 de abril de 2025-. Denuncian las operaciones de una red global de tráfico de órganos. Amon Kipruto Mely, de 22 años, pensó que si vendía uno de sus riñones podría comenzar una vida mejor. Un día, un amigo le contó sobre una forma rápida y fácil de ganar 6.000 dólares (5.300 euros). «Me dijo que vender mi riñón sería un buen negocio”, dijo Amon. Lo que sonaba como un golpe de suerte lo llevó a caer en una oscura red de explotación, basada en la desesperación.

Este reportaje es el resultado de una investigación colaborativa que duró meses, conducida por los medios alemanes Der Spiegel, ZDF y DW, que juntos rastrearon las huellas de vendedores y compradores de órganos, analizaron documentos, hablaron con denunciantes y profesionales médicos, y descubrieron cómo una red internacional -que abarca desde un hospital en Kenia hasta una agencia sospechosa que atraía a receptores de órganos de Alemania- explota a personas vulnerables en ambos extremos: los jóvenes, desesperados por dinero, y los ancianos, desesperados por un órgano que les salve la vida.

Amon Kipruto Mely fue presentado a un intermediario que organizaba el transporte al Hospital Mediheal, en la ciudad de Eldoret, Kenia occidental. Amon cuenta que allí fue recibido por doctores indios que le entregaron documentos en inglés, un idioma que él no entendía.

Una organización que se aprovecha de los jóvenes y pobres

No le informaron de ningún riesgo para la salud, dijo Amon. «No me explicaron nada. El que me había llevado señaló a la gente a nuestro alrededor y dijo: ‘Miren, todos donaron, e incluso van a volver a trabajar’». Luego de la operación, le pagaron sólo 4.000 dólares en lugar de los 6.000 que le habían prometido. Con eso se compró un teléfono y un automóvil que se descompuso enseguida. Muy pronto, su salud empeoró. Se sentía mareado y débil, y hasta se desmayaba. En el hospital, su madre, Leah Metto, descubrió conmocionada que su hijo había vendido un riñón. «Están haciendo dinero con chicos como Amon”, dijo.

Pero la historia de Amon parece ser una de muchas. Willis Okumu, un investigador del crimen organizado del Instituto de Estudios sobre Seguridad de Nairobi, habló con varios hombres jóvenes que le contaron que habían vendido sus riñones en la ciudad de Oyugis, a 180 kilómetros al sureste de Eldoret.

«De hecho, esto es crimen organizado», afirmó. Okumu estima que hasta cien jóvenes, solo en Oyugis, podrían haber vendido sus riñones; muchos de ellos padecen problemas de salud, además de depresión y trauma psicológico. «No creo que lleguen a cumplir 60», añadió Okumu, cuyo trabajo sobre el tema se publicó en enero de 2018 en Enact, un proyecto implementado por Interpol.

DW habló con cuatro jóvenes de Oyugis que afirman haber vendido sus riñones por tan solo 2.000 dólares. Relataron cómo, tras su cirugía en el Hospital Mediheal de Eldoret, los intermediarios les pidieron que reclutaran nuevos donantes por una comisión de 400 dólares cada uno.

Denuncian las operaciones de una red global de tráfico de órganos

Una cadena de explotación

«Esta organización está aprovechando una zona legal gris”, explicó Okumu. «No existe una ley que impida donar un riñón por dinero, y no se penaliza”, dijo, refiriéndose a la información que recibió de una unidad de la Policía contra el crimen organizado transnacional.

Lo que está permitido, de acuerdo con la ley keniana, son las donaciones de órganos a familiares por razones altruistas.

En declaraciones a DW bajo condición de anonimato, un antiguo empleado del Hospital Mediheal reveló que la compraventa de órganos para trasplantes comenzó hace muchos años. Inicialmente, los receptores provenían de Somalia y los donantes de Kenia. Pero luego, en 2022, los receptores comenzaron a llegar de Israel y, a partir de 2024, de Alemania. Los donantes para estos clientes que pagan bien provienen de países como Azerbaiyán, Kazajistán o Pakistán.

La fuente dijo que a los donantes se les pedía que firmaran documentos declarando que eran familiares de los receptores, a los que nunca habían conocido, y consintiendo que se les extirpara un riñón, sin informárseles sobre los riesgos potenciales para su salud. Incluso algunos de ellos eran menores de edad. «Debido a la barrera del idioma, simplemente firman”, dijo el exempleado del hospital.

Israel y Alemania, mercados más lucrativos

Desde que se cambió de receptores somalíes a israelíes y alemanes, el negocio ha estado en auge, añadió, y cada receptor paga hasta 200.000 dólares por un riñón, una cifra corroborada por múltiples fuentes.

El exempleado del hospital declaró a DW que una agencia llamada «MedLead» se encargaba de conseguir donantes y receptores internacionales. En su página web, MedLead dice que provee en un lapso de 30 días riñones donados «de acuerdo con la ley de donación de órganos”, y promete que las donaciones son «100 % altruistas”.

Un video reciente en el sitio web muestra a Sabine Fischer-Kugler, una mujer alemana de 57 años, de Gunzenhausen, que sufre de una enfermedad del riñón desde hace 40 años. Después de que un primer riñón trasplantado dejó de funcionar, estaba buscando desesperadamente otro. Pero la lista de espera para un nuevo riñón en Alemania es larga; puede durar de ocho a diez años. En Alemania, solo se pueden utilizar para trasplantes los riñones de personas fallecidas que aceptaron expresamente la donación de órganos, y no hay suficientes donantes para las más de 10.000 personas que esperan un riñón.

Con información de DW.

El Publico TV

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