MIGUEL DE CERVANTES – Por Douglas Zabala

RECORDANDO A MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA EN SU NACIMIENTO.

Miguel de Cervantes, nació en Alcalá de Henares España, el 29 de septiembre de 1547. Novelista, Poeta, Dramaturgo y Soldado Español. Escritor de la obra “Don Quijote de la Mancha”. Una sátira de los libros de caballerías y una profunda reflexión sobre la realidad y la fantasía.

Miguel de Cervantes:
“En resolución, él se enfrascó tanto en su lectura, que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio, y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el cerebro, de manera que vino a perder el juicio. Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en los libros, así de encantamientos como de pendencias, batallas, desafíos, heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles; y asentó sele de tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas sonadas soñadas invenciones que leía, que para él no había otra historia más cierta en el mundo”.

AQUÍ MI REGALO EN SU CUMPLEAÑOS:

Lepanto

Ni la furia Otomana, tampoco la fiereza de los guerreros de Malta, y mucho menos
la estrategia de los curtidos soldados de Saboya, evitaron que, en aquella batalla
a punta del filoso metal y la pólvora maldita, quedará mancado como el andante caballero desde los tiempos de Lepanto.

Juglar

Al principio nadie le creyó, pero allí estuvo, como fiera enamorada y letra a letra, palabra a palabra, lo fue cautivando.
Escudos y escuderías, deberían conocer de sus atribuladas batallas, del verbo y el amor, porque a partir de ese trepidante palpitar, sus acciones quedarían recordadas, entre tantos cantares de gesta, como El Cid, de los mejores campeadores, dicho y hecho para todos los confines de los universos creados, en cada prosa, de cada juglar.

Empedraeras

Desde esa aurora polvorienta siempre he cabalgado a su lado.
Fui yo quien osé en una noche al son de meteorito y molinos fugases, piropear con mi poesía a su dulce dama del Toboso.
Mientras él deshacía entuertos prodigando el bien; yo, por estas calles de ventanales y palmeras, perseguía doncellas Empedraeras.

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