POR: DIONISIO BRITO
La historia local tiene sus especificidades según sea el pueblo o ciudad. Desde esta perspectiva las pequeñas historias aportan diferentes vertientes y posibilidades para el conocimiento histórico de una localidad. Es decir, las singularidades de cada realidad es la primera consideración para la reconstrucción socio-cultural y económica en el proceso de investigación; y más tarde en la elaboración y exposición de los hallazgos y conclusiones.
Por tanto, el análisis e interpretación de los datos se debe abordar con un criterio reflexivo y critico a los fines de contrastar y validar la verisimilitud de la información recopilada. En este sentido, las fuentes son variadas: la documentación oficial, los archivos de la iglesia católica, los cuentos del barrio, la historia de familias, entrevista a personajes apócrifos, la historiografía local, la indagación hemerográfica, el relato popular, el testimonio gráfico y la fotografía, el documental (sobre este audiovisual de tipo didáctico se sugiere consultar el libro de Mónica Pérez El pasado en movimiento).
Desde luego, hay hechos que por su trascendencia están registrados para siempre en las efemérides locales. La formación del investigador y su capacidad de discernir contribuye a distinguir los aspectos medulares y relevantes de lo anecdótico, razón por la cual los especialistas ubican a la Microhistoria en el campo de la investigación cualitativa.
La epistemología de las ciencias sociales y su carácter interdisciplinario nos permite explicar el Patrimonio Cultural de una comunidad, el conjunto de bienes materiales e inmateriales vinculados a la identidad local y recibida de generaciones pasadas. También y a manera de ejemplo, podemos entender la idiosincrasia y los rasgos sociológicos que caracterizan nuestro gentilicio.
Así, el estudio de la historia local facilita la comprensión de la Crónica de Cabimas.
Dionisio Brito
Cronista del Municipio Cabimas.
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