EL AMOR ACTIVO

POR: DR. PEDRO DUARTE

Agustín de Hipona, conocido también como San Agustín, escritor, teólogo y filósofo cristiano, considerado como el primer filósofo importante de la era cristiana, quien fue profundamente influenciado por Sócrates, Platón, Aristóteles, así como por Pablo de Tarso. Al referirse a esta virtud teologal, tan hermosa y necesaria en la vida, como lo es el AMOR, en una oportunidad manifestó una frase que encierra en sí misma lo que debe ser el componente esencial de todos nuestros actos, en ese sentido dijo: “Ama y haz lo que quieras”.

Con esta frase, este gran Hombre significaba que ante cualquier duda, cualquier dilema que se nos presente, debemos asegurarnos de hacer lo que hacemos por amor, teniendo la certeza que se haría lo correcto, pues el que ama no hace nada negativo, nada que dañe a quien ama, así como todo lo que hace en la vida diaria.

La definición más completa que se pudiera encontrar sobre la virtud del amor es la  del Apóstol Pablo en su Primera Carta a los Corintios, específicamente en el capítulo 13, versículos del 4 al 8, cuando dice: “El amor es paciente y muestra comprensión. El amor no tiene celos, no aparenta ni se infla. No actúa con bajeza ni busca su propio interés, no se deja llevar por la ira y olvida lo malo. No se alegra de lo injusto, sino que se goza en la verdad. Perdura a pesar de todo, lo cree todo, lo espera todo y lo soporta todo. El amor nunca pasará…”. El Apóstol describe lo que es el amor de nuestro Padre Dios, sólo Él encierra en sí mismo todas estas características del amor verdadero; sin duda que estamos en presencia de lo que es el amor ideal, casi una utopía para nosotros los Hombres y Mujeres de este mundo, profundamente limitados por nuestra naturaleza humana.

Pero de qué amor hablamos, cómo lo expresamos, lo hacemos vivo en nuestro quehacer diario, he allí la gran tarea, nada fácil por cierto, pues aunque parezca contradictorio esto implica morir al orgullo, al rencor, al egoísmo, a la venganza, a la envidia, a la ambición; tarea difícil humanamente hablando y un ejercicio diario de practicar para lograr poco a poco entrar en  las bondades que da el amor.

El Papa Juan Pablo II en todos sus discursos, en la medida que los iba desarrollando le colocaba una especie de adjetivos a las virtudes teologales, para significar la importancia y la grandeza de las mismas, en el caso de la virtud teologal del amor decía Caridad Activa, es decir operativizar el amor, hacerlo vida, llevarlo de la palabra a la acción, un poco lo que dice el Apóstol Santiago “muéstrame tu fe sin obras y Yo a través de mis obras, te muestro mi fe”. Por su parte el Papa Francisco acuña un término muy significativo cuando habla de la amistad social, que no es otra cosa que la operacionalidad del amor, es decir la concreción del amor. Esta amistad de la que habla el Papa Francisco, amplía el radio de acción en cuanto a la práctica de esta virtud en nuestra vida diaria, nos tiene que acercar a sentir el gusto de escuchar al otro aunque tenga ideas diferentes.

Cuando leemos al evangelista Mateo, en sus últimos capítulos y refiriéndose al  juicio final, donde seremos interpelados por la práctica del amor, leemos “tuve hambre y me diste de comer…”, no hace referencia al amor romántico, aquel que se escucha de hermosas letras que se hicieron canciones, poesía como por ejemplo las canciones de Felipe Pirela, Armando Manzanero y tantos otros que le cantan al amor, cosa que considero un don, pero no es de este amor que nos van a preguntar sino “tuve hambre y me dieron de comer; estuve desnudo y me vistieron, estuve preso y me fueron a ver, estuve enfermo y me visitaron”  (Mt. 25, 34-36). Ojala nunca se pierda la perspectiva de demostrar con nuestras acciones el verdadero amor.

“La medida del amor es amar sin medida”

San Agustín   

Dr. Pedro Duarte

Abogado

FUENTE: Regional del Zulia

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