Un espacio para caminar con Jesús
Tips para discernir la realidad
Viernes 03 de mayo de 2024
Por: Antonio Pérez Esclarín
La palabra patria se reduce a una palabra retórica
En su biografía, El conde Duque de Olivares o La pasión de mandar, el médico y escritor español Gregorio Marañón, sostiene que los poderosos se enamoran de tal manera del poder, que la pasión de mandar los llega a dominar por completo, les nubla la visión objetiva de la realidad y el poder se transforma en adicción. Amontonar más y más poder se convierte en obsesión. La adicción al poder tiene como primer síntoma la necesidad narcisista de ser escuchado permanentemente, de ahí el intento de ser la única voz. No soporta los medios críticos, por ello los cierra o saca del aire o los mantiene sumisos mediante amenazas o prebendas. La adicción al poder necesita recurrir a trampas lingüísticas, donde las palabras solo significan lo que él decide. Por ejemplo, con la palabra pueblo, expresión de totalidad, se refiere solamente a sus seguidores sin importar si han quedado reducidos a una minoría. La palabra patria se reduce a una palabra retórica, vaciada de personas y de rostros, por ello, defender la patria equivale a aceptar sus decisiones y principios, los que no lo hacen son apáticas y traidores. Como no tiene éxitos que mostrar la mayoría de sus palabras son anuncios, promesas, declaraciones de lo que va a hacer y del futuro glorioso que nos espera, porque esta vez sí, los nuevos proyectos que suelen ser los viejos proyectos fracasados, pero ahora maquillados con nuevas promesas, van a ser eficientes y nos van a traer grandes éxitos y glorias.
Con Tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.
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