Este 29 de abril, el papa Francisco instó a la diversidad dentro de los institutos religiosos, así como en las diócesis y en grupos de laicos, especialmente en un mundo “dividido por el egoísmo”.
“No sean bomberos”
Durante una audiencia en el Vaticano con los Hijos Canosianos de la Caridad y con los Hermanos de San Gabriel, que estos días celebran su Capítulo General, el papa Francisco aseguró que la “uniformidad mata”.
Al inicio de su discurso, el Santo Padre les aconsejó que no sean “bomberos”, sino que mantengan el “ardor que incendia” y que permite alimentar su compromiso con ser testimonio de Dios.
Al dirigirse al grupo de los Canosianos, el Pontífice destacó que siguen las huellas de su fundadora, Magdalena de Canossa, a la que se refirió como una “santa valiente”.
Tomando su ejemplo como referencia, el papa Francisco recordó el lema elegido por los miembros de la congregación para su discernimiento durante sus trabajos: “El que no arde, no se incendia”.
“Me entristece ver a religiosos que parecen más bomberos que hombres y mujeres con ardor para incendiar. Por favor, bomberos no; ya tenemos muchos”, señaló el Santo Padre.
Por ello, el papa Francisco aconsejó a los religiosos a “arder para incendiar, reavivando y alimentando el don de Dios que hay en vosotros, para dar testimonio del Señor”.
Más tarde, señaló que “es importante tener a los laicos implicados en la espiritualidad de un instituto y colaborando en su labor apostólica”.
Les invitó a hacerlo “con los ojos vueltos al Crucifijo y los brazos abiertos hacia los últimos, los pequeños, los pobres y los enfermos, para cuidar, educar y servir a nuestros hermanos y hermanas con alegría y sencillez”.
Cuando “el camino se haga difícil”, el papa Francisco les animó a mirar a Cristo Crucificado, y también “a los ojos y las heridas de los pobres”.
“Y veréis que poco a poco las respuestas se abrirán paso en vuestros corazones cada vez con mayor claridad”, afirmó.
La escucha y la valentía
A continuación, el papa Francisco les animó a tener “coraje” y valentía, algo que, aseguró, se debe pedir a Dios.
Para el Santo Padre, la escucha y la valentía son dos actitudes “que requieren humildad y fe”.
“La uniformidad mata”
Más tarde, subrayó la importancia, “sobre todo en nuestro mundo, a menudo dividido por el egoísmo y el particularismo” de mantener la diversidad.
“Las diversidades son dones que hay que compartir y dones preciosos”, reiteró.
“Y quien hace la armonía entre las diversidades es el Espíritu Santo, que es el maestro de la armonía. La uniformidad en un instituto religioso, en una diócesis, en un grupo de laicos, ¡mata! La diversidad en armonía hace crecer. No lo olvidéis”, aseveró el Santo Padre.
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